El limón afecta gravemente al esmalte dental y debilita los dientes, exponiendo la dentina, lo que ocasiona un aumento de la sensibilidad, debemos tener mucho cuidado con este tipo de procedimientos ya que suele combinarse con bicarbonato de sodio lo que resulta un abrasivo que va a aprovechar esa erosión para eliminar las primeras capas de la superficie.

La acidez de los alimentos en la boca es neutralizada por la saliva de forma natural, pero requiere un tiempo. Cepillándonos los dientes justo después de comer estaremos frotando el ácido, el mayor enemigo de nuestros dientes, pues desmineraliza y debilita su superficie, haciéndonos más propensos a las caries, como demuestran varios estudios. Cuando comes o bebes algo ácido, el pH de tu boca disminuye y tarda un tiempo en volver a la normalidad», según explica Jeffrey Cole, presidente de la Academia de Dentistas americana. Para evitar la erosión se debe esperar al menos una hora desde el fin de la comida para cepillarse los dientes, y además es recomendable no enjuagar demasiado la boca después del cepillado, ya que hay que dejar los residuos de pasta en la boca.

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